martes, mayo 09, 2006
Los lazos entre la CIA y el nacionalismo vasco
El Partido Nacionalista Vasco ha sido un tradicional delator a las órdenes de los servicios secretos norteamericanos: la OSS, el FBI, la CIA, particularmente en América Latina. Los dirigentes del PNV colaboraban con los servicios secretos, pasando información sobre la izquierda española o hispanoamericana.
En mayo de 1902, los jingoes (así se denomimaban entonces los ancestros de los halcones como Rumsfeld o Bush) habían ejecutado la anexión de Cuba, Puerto Rico y Filipinas como primer paso de su expansión imperial. El fundador del PNV Sabino Arana había intentado enviar a Rooselvelt un telegrama felicitándole por apropiarse de Cuba. Fue el comienzo de la estrecha colaboración con el imperialismo norteamericano.
El lendakari José Antonio Aguirre fue el máximo responsable de una red mundial de espías al servicio de Estados Unidos. Aguirre puso al servicio de la CIA y del FBI a miles de militantes del PNV, exiliados vascos y hasta a curas y obispos de origen vasco en decenas de países.
RELACIONES CON LOS NAZIS
Uno de los pasajes más extraños de la biografía de Aguirre es su relación con los nazis. Herrera cuenta como, en plena guerra mundial, realizó un viaje de cuatro meses a Berlín. Su objetivo no era otro que negociar con Hitler la garantía de que el País Vasco se convertiría en un «protectorado» dentro de Europa una vez que Alemania ganara la guerra.
Aguirre contaba con un informe del Euskadi Buru Batzar (máximo órgano del PNV) en el que se afirmaba lo siguiente: «Creemos en el talento político del Führer, en su sagacidad, en su alto espíritu de comprensión y esperamos que en el nuevo orden a establecer en Europa y particularmente en España, el problema vasco será tenido en cuenta».
El PNV estaba convencido de que Hitler vería con «simpatía» su causa porque «el problema vasco está íntimamente ligado al problema racial alemán». Aunque no consiguió entrevistarse con Hitler, Aguirre dejó en su propio diario personal perlas como ésta, escrita el 21 de febrero de 1941 tras leer La Alemania de Hitler, una obra de propaganda nazi: «En el campo social se ha realizado una gran obra. Parece una copia de lo que hicieron y algún día harán mis compañeros... Cómo se equivocan los que juzgan la obra de Hitler».
CAMBIOS DE BANDO
Tras haber intentado pactar un estatuto vasco con la derecha, Aguirre llegó a un acuerdo con Indalecio Prieto y, en plena guerra, se aprobó el estatuto vasco en una votación en la que sólo participaron 50 de los 315 diputados exigidos, a cambio, en teoría, de que ayudaran a la causa republicana. Pero los nacionalistas vascos pactaron su rendidicón ante las tropas italianas en Santoña (Cantabria). Una vez más, exigían que se garantizase tras la guerra el protectorado vasco, algo que no consiguieron.
Fracasado el intento de pactar con Hitler, el nacionalismo vasco cambió de bando y volcó sus esfuerzos en buscar una alianza para su causa con Estados Unidos. A cambio, ofrecieron toda la red de exiliados vascos en el mundo para actuar como espías. Manuel Irujo asume el control de estos Servicios de Información. El llamado Servicio de Información Vasco debería, en teoría, delatar a los simpatizantes del nazismo que se refugiaban en Latinoamérica, pero lo cierto, es que espió a los partidos políticos de democracias hispanoamericanas y delató a comunistas que promovían una política contraria al colonialismo de Estados Unidos. Elemento importante en esta trama fue Jesús Galíndez, dirigente del PNV que fue captado para el FBI de Edgar Hoover durante su etapa en República Dominicana.
Clement Driscoll, jefe del FBI en la República Dominicana, envió un informe que, refiriéndose a Galíndez, decía: «Sigue brindando valiosa información sobre todos los refugiados españoles, los comunistas en la República Dominicana..... Es nuestra mejor fuente de información sobre el Partido Comunista de España y sus tentáculos».
DELATORES DE LA CIA
El PNV se conviertiría en uno de los más valiosos instrumentos de información e intervención norteamericanos. El PCE es expulsado del gobierno vasco en el exilio por orden expresa de Washington, y la red de información del PNV es una máquina de delación de comunistas en España. Durante la guerra fría, la trabajada presencia internacional del PNV y el Gobierno vasco transforma sus sedes en plataformas de una red de información al servicio de la CIA. Militantes del PNV se convierten en agentes norteamericanos, y son desplazados a Europa del Este, e incluso a China.
Los que no han dudado en ponerse al servicio de la CIA y el Pentágono más tarde han pretendido presentarse como opositores a Bush. Los que han alcanzado el vergonzoso grado de vasallaje del espionaje y la delación se atreven a convertirse en críticos de la sumisión. El sector más reaccionario del nacionalismo étnico nunca ha dudado en entregarse a la potencia imperial más peligrosa, convirtiéndose en uno de los principales elementos de intervención de quienes han querido dominarnos.
En mayo de 1902, los jingoes (así se denomimaban entonces los ancestros de los halcones como Rumsfeld o Bush) habían ejecutado la anexión de Cuba, Puerto Rico y Filipinas como primer paso de su expansión imperial. El fundador del PNV Sabino Arana había intentado enviar a Rooselvelt un telegrama felicitándole por apropiarse de Cuba. Fue el comienzo de la estrecha colaboración con el imperialismo norteamericano.
El lendakari José Antonio Aguirre fue el máximo responsable de una red mundial de espías al servicio de Estados Unidos. Aguirre puso al servicio de la CIA y del FBI a miles de militantes del PNV, exiliados vascos y hasta a curas y obispos de origen vasco en decenas de países.
RELACIONES CON LOS NAZIS
Uno de los pasajes más extraños de la biografía de Aguirre es su relación con los nazis. Herrera cuenta como, en plena guerra mundial, realizó un viaje de cuatro meses a Berlín. Su objetivo no era otro que negociar con Hitler la garantía de que el País Vasco se convertiría en un «protectorado» dentro de Europa una vez que Alemania ganara la guerra.
Aguirre contaba con un informe del Euskadi Buru Batzar (máximo órgano del PNV) en el que se afirmaba lo siguiente: «Creemos en el talento político del Führer, en su sagacidad, en su alto espíritu de comprensión y esperamos que en el nuevo orden a establecer en Europa y particularmente en España, el problema vasco será tenido en cuenta».
El PNV estaba convencido de que Hitler vería con «simpatía» su causa porque «el problema vasco está íntimamente ligado al problema racial alemán». Aunque no consiguió entrevistarse con Hitler, Aguirre dejó en su propio diario personal perlas como ésta, escrita el 21 de febrero de 1941 tras leer La Alemania de Hitler, una obra de propaganda nazi: «En el campo social se ha realizado una gran obra. Parece una copia de lo que hicieron y algún día harán mis compañeros... Cómo se equivocan los que juzgan la obra de Hitler».
CAMBIOS DE BANDO
Tras haber intentado pactar un estatuto vasco con la derecha, Aguirre llegó a un acuerdo con Indalecio Prieto y, en plena guerra, se aprobó el estatuto vasco en una votación en la que sólo participaron 50 de los 315 diputados exigidos, a cambio, en teoría, de que ayudaran a la causa republicana. Pero los nacionalistas vascos pactaron su rendidicón ante las tropas italianas en Santoña (Cantabria). Una vez más, exigían que se garantizase tras la guerra el protectorado vasco, algo que no consiguieron.
Fracasado el intento de pactar con Hitler, el nacionalismo vasco cambió de bando y volcó sus esfuerzos en buscar una alianza para su causa con Estados Unidos. A cambio, ofrecieron toda la red de exiliados vascos en el mundo para actuar como espías. Manuel Irujo asume el control de estos Servicios de Información. El llamado Servicio de Información Vasco debería, en teoría, delatar a los simpatizantes del nazismo que se refugiaban en Latinoamérica, pero lo cierto, es que espió a los partidos políticos de democracias hispanoamericanas y delató a comunistas que promovían una política contraria al colonialismo de Estados Unidos. Elemento importante en esta trama fue Jesús Galíndez, dirigente del PNV que fue captado para el FBI de Edgar Hoover durante su etapa en República Dominicana.
Clement Driscoll, jefe del FBI en la República Dominicana, envió un informe que, refiriéndose a Galíndez, decía: «Sigue brindando valiosa información sobre todos los refugiados españoles, los comunistas en la República Dominicana..... Es nuestra mejor fuente de información sobre el Partido Comunista de España y sus tentáculos».
DELATORES DE LA CIA
El PNV se conviertiría en uno de los más valiosos instrumentos de información e intervención norteamericanos. El PCE es expulsado del gobierno vasco en el exilio por orden expresa de Washington, y la red de información del PNV es una máquina de delación de comunistas en España. Durante la guerra fría, la trabajada presencia internacional del PNV y el Gobierno vasco transforma sus sedes en plataformas de una red de información al servicio de la CIA. Militantes del PNV se convierten en agentes norteamericanos, y son desplazados a Europa del Este, e incluso a China.
Los que no han dudado en ponerse al servicio de la CIA y el Pentágono más tarde han pretendido presentarse como opositores a Bush. Los que han alcanzado el vergonzoso grado de vasallaje del espionaje y la delación se atreven a convertirse en críticos de la sumisión. El sector más reaccionario del nacionalismo étnico nunca ha dudado en entregarse a la potencia imperial más peligrosa, convirtiéndose en uno de los principales elementos de intervención de quienes han querido dominarnos.
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Thanks for finally talking about > "Los lazos entre la CIA y el nacionalismo vasco" < Loved it!
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