jueves, agosto 03, 2006

 

Mi opinión personal sobre el Islam y el judaísmo


Varios lectores me escriben inquiriéndome sobre mi falta de neutralidad en el conflicto islámico-judío. Alguno, en particular, me achaca mi falta de crítica sobre el islam.
Veréis, hace como ocho años ya, y en medio de una crisis personal, me fui a Africa, un viaje que dio lugar a mi primer libro (“40 días en Africa: un viaje en pos de la magia”) y a un despertar personal a todos los niveles. En la parte más dura del viaje, cuando estaba en un remoto lugar de Costa de Marfil sin fuerzas para levantarme de la cama, me llegó una definición de mí mismo a la cabeza: “Varón (machista), blanco (racista), heterosexual (homófobo), vasco y español (opresor); lo tengo todo para ser culpable” (menos alemán, claro, eso sí es el colmo de la culpabilidad). Repasando mi vida y con toda sinceridad, me autorreconocí (y os juro que me costó un huevo), que jamás había sacado ningún provecho ni de mi raza, ni de mi virilidad, ni por supuesto, de mi nacimiento: antes bien, con arreglo a esa condición de “culpabilidad”, mucha gente se había aprovechado de mí, jugando al papel de víctima (especialmente, en el trabajo, pero también en las relaciones personales y amorosas). En base a unos supuestos hechos históricos que yo nunca había vivido, todos podían aprovechar su condición de víctima... menos yo. (Aunque los alemanes, todavía lo llevaban peor: 70 años pagando la minuta por unos hechos... que no se pueden investigar).
Aquel día decidí quererme un poco más y no permitir que nadie se aprovechara de la política para chulearme.
A la vuelta a España, comencé a investigar TODO: primero, la, por entonces (1999), incipiente moda homosexual en mi propio círculo de amigos, después el feminismo, más tarde, el Poder económico, el Político, la sanidad, los medios de comunicación, el Holocausto y, poco a poco, las piezas fueron encajando. Al final de todo, de la CIA, la masonería, el comunismo, los servicios secretos y los banqueros, aparecían siempre apellidos hebreos. Indefectiblemente. Y, por supuesto, la religión. Con el texto que envié ayer sobre el Talmud creo que el círculo se cierra definitivamente: queda demostrado palpablemente que a los judíos se les enseña que los demás (los goyim) son inferiores, que las reglas (la ley) es diferente para unos (los judíos sionistas) que para otros (el resto de la Humanidad), lo que incluye, por supuesto la práctica de la pederastia (Woody Allen), la mentira, el asesinato, el robo, la usura, el aborto y la violación (leed el texto completo, de verdad que no tiene desperdicio). Con la pieza maestra del Holocausto, un judío puede hacer LO QUE LE DE LA GANA EN EL PLANETA con total impunidad. Creo que hoy ya nadie lo puede discutir. Basta que diga que quien lo denuncia es “antisemita” y asunto terminado. Es culpable.
No creo en las religiones, me parece que son del pasado, pero hay una diferencia sustancial entre el islam y el judaísmo. La primera es INCLUSIVA (es decir, admite a todos los seres humanos y sirve para unir, eso es lo que significa islam: unidad) mientras que la segunda es EXCLUSIVA (sólo es para unos pocos y sirve, precisamente, para segregar).
Como todos sabéis, el cristianismo tiene un talón de Aquiles. EL COMPLEJO DE CULPA. A un cristiano (o a una sociedad cristiana) se le puede dominar o manipular perfectamente mediante el complejo de culpa (el pecado original). Conociendo esa regla, se puede conseguir.... hasta crear un Estado exclusivo en el lugar donde confluyen tres continentes. (Hay que recalcar que la religión judía sólo conoce ese sentimiento hacia los que son de su religión, desconoce la empatía hacia humanos de otras religiones).
Imaginaos que yo quiero hacer que los hombres se sientan culpables de su virilidad, hasta el punto de que sea “proscrita”. ¿Para qué? Una sociedad de hombres sin virilidad es, sin duda, mucho más fácil de dirigir puesto que la verdadera rebeldía es una condición que no puede funcionar sin testosterona (sé que es una declaración “machista”, pero la mujer guarda la vida, por lo tanto, es lógico que no sea dada a arriesgar su vida en una empresa tan loca como... ACABAR CON LOS ILUMINATI). Bueno, pues si quiero proscribir la virilidad para conseguir la sumisión de los varones apoyaré a todos los movimientos que promuevan la culpabilidad del varón, alabaré las bondades de su feminización (metrosexualidad), hasta el punto de que esté mejor visto un hombre sumiso y amanerado que un hombre viril. Tenemos las subvenciones a los “servicios sociales”, los medios de comunicación, el instituto de la mujer, campañas publicitarias, directores de cine homosexuales...
Si os fijáis, el movimiento gay y el feminismo han triunfado en las sociedades cristianas, pero no en las sociedad musulmanas, hinduístas o budistas. Pese a que nos digan que el problema es que no son “progresistas”, la razón es muy otra: no se les puede dominar mediante el complejo de culpa. A diferencia del cristianismo (una religión que alaba la sumisión) el islam es una religión guerrera, rebelde, que, desde el principio, se rebeló contra la usura y la dominación de un grupo (los judíos) sobre el resto (otra cosa es lo que hayan hecho los jeques con el petróleo, ojo). Esa es la razón de que los Vampiros no puedan subyugar al Islam.
La piedra angular de la sumisión cristiana estriba en una frase pronunciada por Cristo: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. De esa frase extrapolaron las jerarquías cristianas que había que aceptar sumisamente todo lo que el Poder quisiera hacer; algo, por supuesto, formidable para los que de verdad mandan (recordar otra vez las frases del Talmud que incluía ayer).
Como todos creo que sabréis, al comienzo del cristianismo hubo una selección de textos hasta que los cuatro evangelios conocidos se convirtieron en “La palabra de Dios”. De los relatos de los evangelios, nos queda una imagen de Cristo poderosa pero, hasta cierto punto, sumisa. Es cierto que Jesús dio caña a los fariseos y que empuñó el látigo para echar a los mercaderes del Templo (el capítulo que más me gusta) pero no se mete a fondo en el tema del dinero y el pueblo judío.
En otros evangelios, apócrifos, se nos muestra una imagen de Jesús mucho más beligerante que, por otro lado, me parece más coherente, pues el Amor no puede existir sin la Justicia, lo contrario es ñoñería, cursilería y amaneramiento. Al parecer, el Mesías que apareció en Judea hace 2.000 años no era el que esperaban los judíos porque, en lugar de convertirse en el rey que esclavizara a los demás pueblos en beneficio de los judíos (recordad los textos del Talmud), lo que hizo fue “leerles la cartilla” a sus hermanos acerca de la codicia, la avaricia y la adoración “del becerro de oro” que venían ejerciendo (y siguen haciendo en la actualidad). Cuando dijo “dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”, lo que vino a decir es que aprobaba el sistema tributario del Imperio Romano porque era más justo y ponía al margen de la ley la tradicional usura judía que sacaba la sangre a los pueblos vecinos. Esa, y no otra, fue la causa de que lo mataran.
¿Verdad que así la historia encaja mucho mejor?
Bueno, pues el Jesús del que nos hablan esos mensajes telepáticos de la Era de Acuario, no es un Cristo sumiso y que espera la felicidad en la otra vida, sino uno comprometido con la desigualdad evidente y la INJUSTICIA que ahora reina en el Planeta. Y todo, basado en una religión que no concede el mismo rango a todos los seres humanos.

Comments:
Hola Rafapal.

Tienes razón en que las grandes religiones nos han lavado el cerebro históricamente, y de modo maquiavélico, para traernos hasta la situación desastrosa en que nos encontramos hoy, al borde de una 3a guerra mundial.

Sin embargo, creo que hay algo aún más fundamental: de acuerdo a tradiciones esotéricas y ciertos estudios psicológicos, hay dos tipos fundamentales de seres humanos: los que sienten empatía por los demás, y los que no. Los casos extremos de individuos sin capacidad de empatía han sido identificados como 'psicópatas' o 'sociópatas' por los psicólogos. Son seres humanos sin conciencia moral ni 'corazón'. No les remuerde la conciencia por nada. Son incapaces de sentir sufrimiento genuino por otros. (Entre los líderes del mundo podemos encontrar muchos ejemplos.)

Esta diferencia es independiente de cultura, raza o religiones. De ahí que en cualquier cultura encontremos tiranos. De ahí que incluso bajo los sistemas de lavado de cerebro más agresivos (como el del Talmud que señalas) pueda existir gente cuyo sentido de la moral le dice que robarle tierras a otros y abusar de ellos en nombre de la religión está mal.

Desgraciadamente quienes defienden y promueven los programas de control mental (cultural, religioso, patriótico) tienen más poder que la gente 'normal' (con corazón) y no permiten que las voces de quienes tienen capacidad de distinguir lo justo de lo injusto se escuchen. Por ejemplo, hay judíos que hacen campaña en contra de los crímenes de Israel y por la paz, ¿pero quién los oye? Los medios los ignoran.

En fin, lo que quiero decir es que si no reconocemos esta diferencia psicológica/espiritual, que es fundamental e independiente de lo que escribes, no vamos a entender el asunto entero. La programación religiosa sí que es parte del problema, pero no la cuestión entera.

Bueno, esa es mi humilde opinión.
 
Antisemita
a que telepredicador barato escuchas?
el racismo es fruto de la ignorancia!!!
ponte a leer!!!
¿has conocido alguno para opinar de nosotros?
y deberias leer lo que dices conocer.
 
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