Rafapal: periodismo planetario

Ha habido gente que me ha escrito o me pregunta en persona por el club Bilderberg y los iluminati en general. “¿Qué hacen en esas reuniones?”, “¿qué quieren?”, me preguntan.
En honor a la verdad, salvo los arrepentidos como Leo Lyon Zagami o Carrol Quigley (imprescindible “Tragedy and Hope” de éste último, ex profesor de Harvard), poco sabemos de sus modos de funcionar y, más que nada, podemos especular. Eso sí, seguro que lo que os voy a contar tiene más que ver con la Realidad que la película sobre la reina de Inglaterra que el farsante de Stephen Frears estrenó el pasado mes… justo antes del informe sobre la muerte de Lady Di que exculpaba a la Reina, ¡qué casualidad!
Finales del siglo XX.
Prácticamente en todos los estados del Planeta (salvo algunos musulmanes, Cuba y pocos más) los medios de comunicación se dedican a ensalzar las virtudes de la privatización de las empresas públicas y la libre competencia que ello generará: abaratamiento de precios y mejor servicios en líneas aéreas, electricidad, correos, banca, agua y, ay, telecomunicaciones. ¿Cómo es posible que TODOS LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE TODO EL PLANETA DIJERAN LO MISMO SOBRE UN TEMA TAN IMPORTANTE PARA LA CIUDADANÍA? ¿Cómo es posible que, salvo en Argentina, no hubiera levantamientos populares para evitar este robo de lo público?
Bueno, pues porque TODOS LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN CADA PAÍS YA ESTABAN EN MANOS DE TRES GRUPOS, COMO MUCHO.
¿Cómo es posible que los medios de comunicación, es decir, decenas de periódicos, centenares de emisoras de radio y un puñado de televisiones estuvieran en las manos de tres personas si son, supuestamente, la salvaguarda de la libertad de expresión?
Bueno, si hacéis memoria, un poquito antes de las privatizaciones, la cantinela repetida en todo el mundo era que para hacer frente a la libre circulación de capitales, cada país tenía que tener grupos de comunicación fuertes porque, si no, les comprarían los extranjeros, etc, etc. Así que se liaron a comprar unos a otros, y desapareció la ya pequeña diversidad de opiniones que había.
Esta parte de la conspiración, como veréis, era imprescindible para los siguientes capítulos.
Bien, allá por los años ochenta o principios de los noventa, una serie de “personas” (sin alma) de la más alta sociedad mundial, habrían sido reunidos, mediante rigurosa invitación, por Mr Rockefeller (puede ser David o cualquier otro, lo que importa es el apellido), Mr Kissinger y algún representante de la familia Rothschild (no suelen acudir a estas reuniones Bilderberg, lo que me induce a pensar que le quedan “pequeñas”), y les contaron:
-Mirad, chavales, en estos tiempos que vienen hacen falta grupos de comunicación fuertes que hagan frente a la libre competencia…. Vosotros veréis lo que hacéis.
Los políticos y empresarios (banqueros, mayormente) de cada país, tomaron nota y comenzaron a incentivar la desaparición del derecho a la información, premiando la concentración de medios.
Al año siguiente o al otro, una vez concentrados los medios de comunicación, llegaron unos señores del Banco Mundial, el FMI, la Unión Europea y Estados Unidos y dijeron a los europeos, los yanquis y algún gran oligarca latinoamericano, claro:
-Antes de tres años, hay que privatizar las telecomunicaciones, las agencias privadas de contratación de trabajadores, electricidad, las autopistas y sólo tienen que quedar tres bancos en cada pais. De lo contrario, llegarán de otro país y lo comprarán porque estamos en un mercado global. En cuanto a Latinoamérica, ES UN BUEN MERCADO PARA INVERTIR (traducido: si andáis listos, os vais a poner las botas. En los pupitres del Club Bilderberg se escuchaban conversaciones… “Oye mira, yo te vendo Aerolíneas Argentinas por cuatro pesetas y me pones una cuenta en Suiza con nueve ceros”).
A estas alturas, había ya algunos seres sin alma que sabían más que los otros porque tenían información procedente de la Comisión Trilateral, del consejo de los grados 33 de la masonería o del Consejo de Relaciones Exteriores, y ya se habían comenzado a mover y a comprar acciones de eléctricas, líneas aéreas, autopistas. Los más listos, los que tenían la información, tomaron posición en las telecomunicaciones porque YA LES HABÍAN HABLADO DE QUE VENÍA UN NEGOCIO LLAMADO INTERNET, LA TELEFONÍA MÓVIL, Y DEMÁS…
Dicho esto, he de confesar que yo fui uno de los que caí en esa trampa de la privatización. ¿Cómo? ¿Un señor tan crítico como Rafapal?
Diez años repitiendo que las empresas públicas funcionaban mal (ahora sabemos que no tan mal como las privatizadas) tienen la culpa de ese condicionamiento mental, también llamado “lavado de cerebro”. Es evidente que las compañías públicas tenían pérdidas pero me temo que intentaron a toda costa que así fuera, de la misma forma que los que tienen el dinero pueden paralizar el mercado de trabajo (haciendo “deseable” las agencias de trabajo temporal) o hacer que los precios de las viviendas suban desaforadamente (ver documento adjunto).
¿Quién creó todo esto? ¿Quién ha hecho que lleguemos a este punto en el que las telecomunicaciones fallan tanto mientras las empresas que robaron lo que era nuestro, la compañía estatal, se forran? ¿Quién ha hecho que los trabajadores laboren para una empresa pero en realidad les haga el contrato una tercera, perdiendo un buen pico de dinero por el camino? ¿Quién ha diseñado esta gigantesca tomadura de pelo en la que las cosas funcionan cada vez peor y cuestan cada vez más?
Bien, para eso sirven las reuniones del Club Bilderberg, para contar el plan a los empresarios, políticos y banqueros que lo llevarán a cabo: te invitan y, a cambio de la información, deberás seguir el guión establecido, so pena que te quiten de la partida. Pero por encima hay otras estructuras que diseñan ese plan; sin duda, la Comisión Trilateral, el Club de Roma, el Consejo de Relaciones de Exteriores, el Consejo de los Grados 33 de la masonería, el Consejo de los Druidas, el Consejo de los 13, muy probablemente el Sanedrín judío y, casi con seguridad, a tenor de las últimas revelaciones, el Papa y el General de la Compañía de Jesús.
Todavía no sabemos cómo están jerarquizadas estas organizaciones; la hipótesis que más me convence es la que maneja Guillermo Hernández. Cada organización (Opus Dei, Jesuitas, sionismo, el Papado, Bilderberg, Iluminati, alta masonería….) tiene un rango del 33 al 1, a la manera de la pirámide masónica, pero todos cooperan entre sí, AÚN SIN EL CONOCIMIENTO DE SUS MIEMBROS, en el New World Order, el estado policial en el que han convertido el Planeta.
Otras cuestiones que habrán salido de estos conciliábulos; os las podéis imaginar. Carnét de conducir por puntos y campañas gore de seguridad en la carretera (hay que ver la última en España, ¡parece humor negro!), matrimonio gay, “lucha” contra el sida y el cáncer, televisión de emociones bajas e inteligencia inframental, terrorismo islámico, violencia doméstica, abusos a menores, deporte a todas horas, “persecución” de la droga, vigilancia en las calles, control en los aeropuertos… Ya sabéis, si queremos hacer creer que nosotros somos los buenos MIENTRAS LES ROBAMOS LA CARTERA es preciso mantener a la gente entretenida con algunas causas justas que, de paso, alimenten la guerra permanente dentro de la sociedad (véase, Fórmula Rothschild).
El objetivo final: el estado policial en el que ya vive el Planeta, donde el ciudadano es enemigo de ese ente, llamado Estado, y que no es más que una sucursal de este poder en la sombra, conocido como LOS ILUMINATI.
PD: La libre competencia está muy bien, pero si las nuevas compañías aéreas le quitan el negocio a las tradicionales… Las cerramos de un plumazo (véase, Air Madrid, seguro que no habían pisado por el Club Bilderberg); con ese mismo argumento del “mal servicio”, deberían haber cerrado, en España por lo menos, todas las compañías privadas de telecomunicaciones y también las líneas aéreas.
La voracidad de los capitalistas no tiene límites… pero sólo para sus amiguetes. Entre los ricos, también hay clases, claro está.
Ah, y a la gente de a pié le decimos, a través de los partidos izquierdistas y nacionalistas, que LOS ESPAÑOLES Y LOS YANQUIS (es decir, el pueblo español y norteamericano, el que sufre a esos conspiradores) se llevan la riqueza de Latinoamérica y los catalanes, la de España. ¡Que se maten entre ellos, que son tan tontos! (La guerra permanente entre el pueblo evitará mirar a los verdaderos responsables...).

Etiquetas: conspiracion, siglo XX, ultima