lunes, septiembre 04, 2006
¿Quién dirige los asesinos en serie y pederastas?
Todas nuestras sociedades (o la sociedad planetaria en su conjunto), tienen sus misterios sin resolver: cada año, desaparecen niños y adolescentes que, o nunca vuelven a aparecer, o lo hacen, muertos. El caso de las mujeres de Ciudad Juárez (Méjico) o Bélgica, han sido, seguramente, los más flagrantes, pero en España, todo el mundo recordará a las niñas de Alcásser, desaparecidas cuando iban a una discoteca en los años noventa y cuyo caso dio inicio a la "telebasura". En todos los países, la historia se repite, se detiene a algún delincuente de poca monta y, cuando va a hablar, se dice que está loco o, generalmente, muere de forma extraña.
Lo cierto es que todos esos casos tienen una explicación y no quieren dárnosla.
En el famoso caso belga, el principal implicado, de apellido Ducrout, acusado de al muerte de una decena de adolescentes, confesó que él no trabajaba sólo, sino que lo hacía para una red, donde había gente "muy importante". Tan importante que el segundo implicado en el asunto, de nombre tal, se jactó ante la prensa de que a él no le podían toca, porque, si no, caería gente importante. En un momento de la controversia, producida hace escasamente diez años, el nombre del príncipe belga y el del propio juez instructor del sumario, aparecieron... Al poco tiempo, el caso se cerró, desoyendo el clamor de las 300.000 personas que salieron a la calle en Bruselas para demandar justicia. (Y esto ocurría en la capital de la Unión Europea).
Hoy, gracias a la labor de los investigadores, conocemos que el famoso "Jack el destripador" no fue un hombre sólo, sino que una red asociada a la Golden Dawn (una orden masónica-satánica en la que había varios miembros de la realeza) encargó esos secuestros y posteriormente asesinó a esas mujeres, en el curso de esos rituales satánicos (en la película "The Iluminati", que os podéis bajar de emule, lo podéis seguir a la perfección).
Ayer descubrí una fantástica página donde estos sucesos se encadenan con la precision de un puzle. En
Los casos de escándalos sexuales en Francia, Bélgica, Portugal, Reino Unido, Australia y Estados Unidos, en los que uno no acaba de enterarse de nada (parece que hay mucho, pero, al final, nada se esclarece) y que habéis oído en los últimos años, se explican de la misma manera.
El último de ellos, cuya figura central es el lobbysta judío, Jack Abramoff, encarcelado recientemente, y cuyo caso implicó la dimisión de varios congresistas americanos, nos puede servir de ejemplo. Las elites de todos los países se divierten en orgías con niños y niñas, cuando no se realizan rituales masónicos con sacrificios incluidos. En el primer caso, esas orgías o "descuidos" homosexuales o adúlteros, son grabados para, posteriormente, chantajear al mandatario de turno: "o hace lo que te digo, o le doy estas fotografías a la prensa". Esta es la forma más habitual de trabajar de El Mossad israelí, que tiene una oficina especialmente dedicada a este menester: adiestrar a sus agentes para implicar a políticos de diferentes signo.
La más famosa agente de El Mossad del siglo XX se llamó Mónica LEWINSKY y su labor, combinada con la de los medios de comunicación, acabó con la credibilidad de todo un presidente de los Estados Unidos. Cada año, decenas de becarios judíos entran a trabajar en las más altas instancias del gobierno norteamericano, consiguiendo suculentas informaciones que sirven para que el estado de Israel lleve a cabo sus políticas. Una gran cantidad de legisladores y jueces han cometido sus "deslices" sexuales, de manera que son fáciles presas de de la política israelí.
La próxima vez que oigáis hablar de un escándalo sexual, recordad esto: algo sucio está tramando detrás.
La próxima vez que os preguntéis por qué jamás se logra acabar con las redes de pederastas o las desapariciones de menores, preguntaros quienes son los últimos responsables de esas redes.
Lo cierto es que todos esos casos tienen una explicación y no quieren dárnosla.
En el famoso caso belga, el principal implicado, de apellido Ducrout, acusado de al muerte de una decena de adolescentes, confesó que él no trabajaba sólo, sino que lo hacía para una red, donde había gente "muy importante". Tan importante que el segundo implicado en el asunto, de nombre tal, se jactó ante la prensa de que a él no le podían toca, porque, si no, caería gente importante. En un momento de la controversia, producida hace escasamente diez años, el nombre del príncipe belga y el del propio juez instructor del sumario, aparecieron... Al poco tiempo, el caso se cerró, desoyendo el clamor de las 300.000 personas que salieron a la calle en Bruselas para demandar justicia. (Y esto ocurría en la capital de la Unión Europea).
Hoy, gracias a la labor de los investigadores, conocemos que el famoso "Jack el destripador" no fue un hombre sólo, sino que una red asociada a la Golden Dawn (una orden masónica-satánica en la que había varios miembros de la realeza) encargó esos secuestros y posteriormente asesinó a esas mujeres, en el curso de esos rituales satánicos (en la película "The Iluminati", que os podéis bajar de emule, lo podéis seguir a la perfección).
Ayer descubrí una fantástica página donde estos sucesos se encadenan con la precision de un puzle. En
Los casos de escándalos sexuales en Francia, Bélgica, Portugal, Reino Unido, Australia y Estados Unidos, en los que uno no acaba de enterarse de nada (parece que hay mucho, pero, al final, nada se esclarece) y que habéis oído en los últimos años, se explican de la misma manera.
El último de ellos, cuya figura central es el lobbysta judío, Jack Abramoff, encarcelado recientemente, y cuyo caso implicó la dimisión de varios congresistas americanos, nos puede servir de ejemplo. Las elites de todos los países se divierten en orgías con niños y niñas, cuando no se realizan rituales masónicos con sacrificios incluidos. En el primer caso, esas orgías o "descuidos" homosexuales o adúlteros, son grabados para, posteriormente, chantajear al mandatario de turno: "o hace lo que te digo, o le doy estas fotografías a la prensa". Esta es la forma más habitual de trabajar de El Mossad israelí, que tiene una oficina especialmente dedicada a este menester: adiestrar a sus agentes para implicar a políticos de diferentes signo.
La más famosa agente de El Mossad del siglo XX se llamó Mónica LEWINSKY y su labor, combinada con la de los medios de comunicación, acabó con la credibilidad de todo un presidente de los Estados Unidos. Cada año, decenas de becarios judíos entran a trabajar en las más altas instancias del gobierno norteamericano, consiguiendo suculentas informaciones que sirven para que el estado de Israel lleve a cabo sus políticas. Una gran cantidad de legisladores y jueces han cometido sus "deslices" sexuales, de manera que son fáciles presas de de la política israelí.
La próxima vez que oigáis hablar de un escándalo sexual, recordad esto: algo sucio está tramando detrás.
La próxima vez que os preguntéis por qué jamás se logra acabar con las redes de pederastas o las desapariciones de menores, preguntaros quienes son los últimos responsables de esas redes.