Rafapal: periodismo planetario

Me van a perdonar mis amigos latinoamericanos si esta vez hablo un poco de política española pero creo que esta historia también os puede interesar porque indica que podemos cambiar la Realidad.

Como sabéis, una semana antes de producirse el atentado del 11 de marzo, predije lo que iba a ocurrir. Como también os podéis imaginar, al día siguiente de que los ESPAÑOLES IMPIDIERAN EL AUTOGOLPE DE ESTADO DE JOSÉ MARÍA AZNAR con la primera REVOLUCIÓN MANUFACTURADA POR MEDIOS DIGITALES (correo electrónico e Internet) Y SIN DIRECCIÓN ALGUNA (El PSOE se subió al carro pero sé positivamente que la iniciativa de marchar frente a la sede del PP partió de los antiglobalización-okupas), bien, pues como os podéis imaginar, la rabia de ver a los asesinos apareciendo en la TV gimoteando por el atentado, hizo que al día siguiente comenzara a pedir responsabilidades, concretamente, juzgar a José María Aznar (ex presidente del gobierno) y a Angel Acebes (ministro del Interior). La credibilidad que me daba el haber adelantado el atentado en el foro de iblnews.com (http://iblnews.com/foro.php ) y, por supuesto, que no era el único en ese foro que sospechaba las intenciones de los conspiradores, hizo que varias personas siguieran la misma línea. Fue en esas semanas posteriores al atentado cuando uno de los foreros derechistas (siempre sospeché que era Federico Jiménez Losantos), a los que acorralaba dialécticamente, quien comenzó a idear la teoría de que fue el propio PSOE quien había urdido todo ese plan, incluidas las pistas falsas, para así hacer creer a la ciudadanía que les estaban engañando y de esa manera cambiar el sentido del voto. En otras palabras, así nació la teoría del golpe de estado de “izquierdas”. Absurdo de arriba abajo pero era su única escapatoria.

Para quien se pierda en toda esta argumentación, la metáfora es sencilla; el PP, visto que les habían pillado en la mentira, utilizó la táctica del “farol” en el póker o la “huida hacia delante”; echar la culpa a los otros.

La buena noticia es que, sin poder asimilar que su propio gobierno había asesinado a 192 personas para ganar unas elecciones, mucha buena gente que votó a este partido comenzó a investigar los enormes fallos de la versión oficial, encontrándose, por supuesto, con confidentes de la policía que manejan explosivos y agentes que “dejan hacer” por órdenes “de arriba”.

Hoy, o más precisamente, ayer, esa versión de que ETA estuvo implicada se ha deshecho por completo pues ha quedado claro que el jefe de la policía mintió y no había informe alguno que relacionara a ETA con el atentado. Como un castillo de naipes. Como un castillo de arena. Ya no queda nada. (¿O tal vez sí?) Porque, en el fondo, gran parte de la información que la derecha ha sacado a la luz en este tiempo es muy útil para solucionar el crimen.

Hoy, cientos de miles de personas (o quizás, millones) en España van a sus trabajos con su dignidad por los suelos; les han engañado. Ya no saben en quién creer.

Ayer mismo, algunas asociaciones de víctimas han iniciado procedimientos para incriminar al Estado (como responsable civil directo).

Nos encontramos en un momento cumbre; si los medios de comunicación alternativos o de izquierdas (como Diagonal; ¿Por qué callan con el 11-M y el 11-S?) retoman las evidencias de las implicaciones del Estado y de Gladio-OTAN en ese crimen, nos podriamos encontrar ante una oportunidad inmejorable de variar la situación y acabar, como mínimo, con la Monarquía (la institución responsable de salvaguardar los secretos de Estado, no lo olvidemos, porque es la única que no cambia). ¿Por qué no llamar a declarar al hombre que anticipó lo que iba a pasar?

Hace ya cuarenta años, John Fitzgerald Kennedy, el hombre que pudo haber cambiado el destino del mundo advirtió a sus compatriotas de los peligros de las sociedades secretas para la libertad e instó a los periodistas y a la sociedad a hacer su trabajo: los primeros investigando y los segundos, exigiendo responsabilidades. Escuchad este discurso con imágenes del malogrado JFK.


En España, parece que algo se mueve. Esta campaña del Instituto de la Juventud instando a la participación me parece señal de que desde dentro del sistema, algo se está moviendo.